Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2019-09-26
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): 20
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Sección:
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Centimetraje: 29x25
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Lo más peligroso del cambio climático: lo que no sabemos acerca de él
El problema del calentamiento global es uno intertemporal. Por mucho que las futuras generaciones sean más ricas que lo que hoy somos nosotros, algunas decisiones deben ser tomadas hoy para que tengan sentido.
Leo muchos artículos sobre economía, pero rara vez leo artículos que me hagan decir: 'esto cambia todo'. Pero Martin Weitzman escribió uno de esos artículos. Todavía recuerdo exactamente dónde estaba cuando lo leí.
Incluso para un 'nerd' como yo, eso no es normal. El profesor Weitzman se suicidó a fines de agosto. Tenía 77 años y, supuestamente, estaba preocupado de que estaba perdiendo su agudeza mental.
La triste muerte de Weitzman me llevó a reflexionar sobre qué fue lo que me impresionó tanto de su ensayo. Fue un comentario que hizo acerca del 'Informe Stern sobre la economía del cambio climático', escrito por Lord Nicholas Stern en 2006. Weitzman analizó el texto de Stern —'correcto por las razones equivocadas'— y ofreció una visión alternativa del problema.
Un problema de precio
Para aquellos de nosotros que pensamos que el cambio climático requiere una acción audaz y urgente, hay dos hechos incómodos que debemos enfrentar. El primero es que es poco probable que sus impactos más preocupantes —incluyendo las inundaciones, las malas cosechas y las enfermedades— se manifiesten con toda su fuerza por décadas o incluso siglos.
El segundo es que debido a que el mundo se ha vuelto dramáticamente más rico, es probable que las generaciones futuras sean mucho más ricas que nosotros. Ambos hechos incómodos hacen menos probable tomar hoy medidas demasiado costosas.
Aquí hay una analogía: imagina que yo descubro un problema de humedad incipiente en mi casa. Un inspector me dice que si gasto $1.000.000 ahora, eso les ahorrará a mis bisnietos $5.000.000 en trabajos de reparación en un siglo.
A primera vista parece que debería arreglar la humedad. No obstante, tras reflexionarlo, gastar dinero ahora sería una tontería. Invertir $1 millón en el mercado de valores sería más rentable. Con una modesta tasa de rendimiento real del 3%, esa inversión debería valer alrededor de $20 millones para entonces; con 5% valdría $130 millones.
Y en cualquier caso, ¿no serán mis bisnietos mucho más ricos que yo, al igual que yo soy mucho más rico que mis bisabuelos? Así que, ¿por qué debo preocuparme? Ellos se las arreglarán. Esta simplificación excesiva de las complejidades del cambio climático señala algo importante. El llamado a la acción de Lord Stern depende de argumentar que nuestros descendientes súper ricos que vivirán en un futuro lejano deberían de afectar seriamente nuestros cálculos.
Es difícil —aunque imposible— cuadrarlo con cómo nos comportamos con respecto a cualquier otro problema, personal o social. Simplemente, no reservamos nueve décimas partes de nuestros ingresos para beneficiar a las generaciones futuras. Weitzman fue uno entre varios economistas prominentes en plantear esta preocupación.
Pero luego nos pidió que contempláramos el riesgo de los efectos desbocados. Un ejemplo: a medida que se derrite el permafrost ártico, se puede liberar un gran volumen de metano, un poderoso gas de efecto invernadero. Otros economistas han reconocido el tema de los riesgos menos probables pero reales. Nadie ha pensado más profundamente en este tema que Weitzman.
Y también de riesgos
Las estimaciones centrales pueden llevarnos por mal camino. El escenario más probable es que el cambio climático causará un sufrimiento real pero manejable a las generaciones futuras.
Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud estima que entre 2030 y 2050, el cambio climático puede causar 250 mil muertes adicionales al año debido a amenazas como la malaria, la exposición al calor y la desnutrición, un problema menos grave que la contaminación del aire local e interior, que mata 8 millones de personas al año. Si nos centramos en el pronóstico central, la contaminación del aire local es lo que debería de llamar nuestra atención. Solo cuando reflexionamos sobre los riesgos menos probables nos damos cuenta de lo peligroso que puede ser el cambio climático.
La contaminación del aire local no va a acabar con la raza humana. El cambio climático probablemente tampoco lo hará. Pero puede ser. Cuando compramos un seguro, no es porque esperemos lo peor, sino porque reconocemos que lo peor sí puede suceder. La contribución verdaderamente reveladora —al menos para mí— fue la explicación de Weitzman de que los peores escenarios deberían de formar una parte importante de los cálculos racionales. Si existe una pequeña posibilidad de que el problema de la humedad les cause a todos mis bisnietos una neumonía mortal, no debería de ignorar el problema.
Y mis bisnietos tampoco querrían que yo lo ignorara: los bisnietos, probablemente ricos, sacrificarían felizmente una cantidad trivial de ingresos para evitar ser los bisnietos posiblemente muertos. Pero no tendrán la opción. Depende de mí. Weitzman era un hombre estupendamente creativo. Otras de sus contribuciones celebradas estudiaron la compensación entre los impuestos a la contaminación y los permisos de contaminación; el 'problema del Arca de Noé', que considera en qué debemos enfocarnos cuando se trata de preservar la biodiversidad; y un argumento temprano a favor de que las empresas compartieran ganancias con sus empleados.
'Si no crees que una idea es meritoria del Premio Nobel, no deberías estar trabajando en ella', le dijo a un colega. Algunos economistas dirían que alcanzó ese increíblemente alto nivel más de una vez y se sorprendieron de que no fuera nombrado ganador conjunto del Premio Nobel el año pasado, cuando William Nordhaus fue reconocido por su trabajo con respecto a la economía del cambio climático.
Sin embargo, el mensaje de la obra más reciente de Weitzman ha influido en los debates políticos sobre el cambio climático; hay reconocimiento de que los escenarios extremos importan. Lo que no sabemos sobre el cambio climático es más importante y más peligroso que lo que sabemos.
Nex Prensa Escrita
Lo más peligroso del cambio climático: lo que no sabemos acerca de él
El problema del calentamiento global es uno intertemporal. Por mucho que las futuras generaciones sean más ricas que lo que hoy somos nosotros, algunas decisiones deben ser tomadas hoy para que tengan sentido.
Leo muchos artículos sobre economía, pero rara vez leo artículos que me hagan decir: 'esto cambia todo'. Pero Martin Weitzman escribió uno de esos artículos. Todavía recuerdo exactamente dónde estaba cuando lo leí.
Incluso para un 'nerd' como yo, eso no es normal. El profesor Weitzman se suicidó a fines de agosto. Tenía 77 años y, supuestamente, estaba preocupado de que estaba perdiendo su agudeza mental.
La triste muerte de Weitzman me llevó a reflexionar sobre qué fue lo que me impresionó tanto de su ensayo. Fue un comentario que hizo acerca del 'Informe Stern sobre la economía del cambio climático', escrito por Lord Nicholas Stern en 2006. Weitzman analizó el texto de Stern —'correcto por las razones equivocadas'— y ofreció una visión alternativa del problema.
Un problema de precio
Para aquellos de nosotros que pensamos que el cambio climático requiere una acción audaz y urgente, hay dos hechos incómodos que debemos enfrentar. El primero es que es poco probable que sus impactos más preocupantes —incluyendo las inundaciones, las malas cosechas y las enfermedades— se manifiesten con toda su fuerza por décadas o incluso siglos.
El segundo es que debido a que el mundo se ha vuelto dramáticamente más rico, es probable que las generaciones futuras sean mucho más ricas que nosotros. Ambos hechos incómodos hacen menos probable tomar hoy medidas demasiado costosas.
Aquí hay una analogía: imagina que yo descubro un problema de humedad incipiente en mi casa. Un inspector me dice que si gasto $1.000.000 ahora, eso les ahorrará a mis bisnietos $5.000.000 en trabajos de reparación en un siglo.
A primera vista parece que debería arreglar la humedad. No obstante, tras reflexionarlo, gastar dinero ahora sería una tontería. Invertir $1 millón en el mercado de valores sería más rentable. Con una modesta tasa de rendimiento real del 3%, esa inversión debería valer alrededor de $20 millones para entonces; con 5% valdría $130 millones.
Y en cualquier caso, ¿no serán mis bisnietos mucho más ricos que yo, al igual que yo soy mucho más rico que mis bisabuelos? Así que, ¿por qué debo preocuparme? Ellos se las arreglarán. Esta simplificación excesiva de las complejidades del cambio climático señala algo importante. El llamado a la acción de Lord Stern depende de argumentar que nuestros descendientes súper ricos que vivirán en un futuro lejano deberían de afectar seriamente nuestros cálculos.
Es difícil —aunque imposible— cuadrarlo con cómo nos comportamos con respecto a cualquier otro problema, personal o social. Simplemente, no reservamos nueve décimas partes de nuestros ingresos para beneficiar a las generaciones futuras. Weitzman fue uno entre varios economistas prominentes en plantear esta preocupación.
Pero luego nos pidió que contempláramos el riesgo de los efectos desbocados. Un ejemplo: a medida que se derrite el permafrost ártico, se puede liberar un gran volumen de metano, un poderoso gas de efecto invernadero. Otros economistas han reconocido el tema de los riesgos menos probables pero reales. Nadie ha pensado más profundamente en este tema que Weitzman.
Y también de riesgos
Las estimaciones centrales pueden llevarnos por mal camino. El escenario más probable es que el cambio climático causará un sufrimiento real pero manejable a las generaciones futuras.
Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud estima que entre 2030 y 2050, el cambio climático puede causar 250 mil muertes adicionales al año debido a amenazas como la malaria, la exposición al calor y la desnutrición, un problema menos grave que la contaminación del aire local e interior, que mata 8 millones de personas al año. Si nos centramos en el pronóstico central, la contaminación del aire local es lo que debería de llamar nuestra atención. Solo cuando reflexionamos sobre los riesgos menos probables nos damos cuenta de lo peligroso que puede ser el cambio climático.
La contaminación del aire local no va a acabar con la raza humana. El cambio climático probablemente tampoco lo hará. Pero puede ser. Cuando compramos un seguro, no es porque esperemos lo peor, sino porque reconocemos que lo peor sí puede suceder. La contribución verdaderamente reveladora —al menos para mí— fue la explicación de Weitzman de que los peores escenarios deberían de formar una parte importante de los cálculos racionales. Si existe una pequeña posibilidad de que el problema de la humedad les cause a todos mis bisnietos una neumonía mortal, no debería de ignorar el problema.
Y mis bisnietos tampoco querrían que yo lo ignorara: los bisnietos, probablemente ricos, sacrificarían felizmente una cantidad trivial de ingresos para evitar ser los bisnietos posiblemente muertos. Pero no tendrán la opción. Depende de mí. Weitzman era un hombre estupendamente creativo. Otras de sus contribuciones celebradas estudiaron la compensación entre los impuestos a la contaminación y los permisos de contaminación; el 'problema del Arca de Noé', que considera en qué debemos enfocarnos cuando se trata de preservar la biodiversidad; y un argumento temprano a favor de que las empresas compartieran ganancias con sus empleados.
'Si no crees que una idea es meritoria del Premio Nobel, no deberías estar trabajando en ella', le dijo a un colega. Algunos economistas dirían que alcanzó ese increíblemente alto nivel más de una vez y se sorprendieron de que no fuera nombrado ganador conjunto del Premio Nobel el año pasado, cuando William Nordhaus fue reconocido por su trabajo con respecto a la economía del cambio climático.
Sin embargo, el mensaje de la obra más reciente de Weitzman ha influido en los debates políticos sobre el cambio climático; hay reconocimiento de que los escenarios extremos importan. Lo que no sabemos sobre el cambio climático es más importante y más peligroso que lo que sabemos.
Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2019-09-26
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): 20
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Sección:
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Centimetraje: 29x25
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