Fue en octubre cuando la ahora exministra de Educación, Marcela Cubillos, habló por primera vez y de manera informal con el Presidente Sebastián Piñera acerca de su salida. Pero fue en diciembre cuando Cubillos visitó La Moneda y presentó formalmente su renuncia. Tampoco se hizo efectiva. Fuentes de Palacio aseguran que Piñera le pidió más tiempo.

El comité político aún estaba en evaluación, el equipo no lograba afiatarse y en el oficialismo estaba la duda de si era correcto partir un año con un equipo debilitado. Altas fuentes de La Moneda reconocen que incluso se consideró mover a Cubillos a la Segpres, Vivienda o Desarrollo Social. Pero finalmente un eventual cambio de gabinete se puso en pausa. El Presidente decidió no hacer modificaciones hasta después de marzo, esperando a ver qué sucede con el orden público. Pero Cubillos no quiso esperar más.

'Marcela Cubillos hace de la renuncia un acto elegido por ella, y no por una convicción del Presidente Piñera de que era necesario', comentan en el oficialismo. Cercanas a la exministra aseguran que no quería estar en el cargo para el comienzo del año escolar y tampoco dejar pasar la oportunidad de ser parte del plebiscito.

Hace tiempo Cubillos les había comentado a sus cercanos que tras el estallido social el nuevo gabinete liderado por Gonzalo Blumel (Evópoli), ministro del Interior, y con la llegada de Ignacio Briones (Evópoli), La Moneda había seguido una línea que no compartía.

Incómoda con este giro y con un plebiscito en desarrollo, Cubillos comenzó a comentarle a su círculo: 'Yo no soy neutral frente a lo que está pasando'.

Una 'aliada' del Presidente

Con agenda propia, sin comunicación con la Secom, la exjefa de la cartera de Educación hablaba directamente con Piñera. Desde el círculo del Presidente, dicen que le tiene 'cariño y respeto', por eso no era raro que hablaran seguido y que Cubillos no dudara en darle su opinión. Además, resaltan su 'incondicionalidad' con el Presidente cuando dejó el ministerio del Medio Ambiente para reemplazar al exministro Gerardo Varela en el Mineduc.

Sin embargo, al interior del Gobierno también hay algunos que la critican. Aseguran que su postura 'ideologizada' no le permitía tener contacto con los actores en materia de educación y que su figura iba en contra del diseño del Gobierno que eran los acuerdos y diálogo.

Apuntan a su desempeño en las encuestas, que si bien comenzó, según la Cadem de agosto de 2018, con un 43% de aprobación y un 46% de desaprobación, terminó con un 19% de aprobación y 79% de desaprobación, en el sondeo de febrero pasado. Se transformó en uno de los ministros peor evaluados.

Con todo, del equipo de Cubillos aseguran que ella fue 'un blindaje para el Presidente'. Señalan que ningún conflicto en Educación escaló hacia él como el paro de profesores o su propia acusación constitucional. 'Con la salida de Cubillos y de Chadwick, el Presidente va quedando mucho más expuesto, los problemas le están llegando a él', dice una alta fuente de La Moneda.

Las diferencias con Blumel

El último gran evento que involucró a la ministra Cubillos fue el fracaso de la PSU. La jefa de cartera fue enfática en decir que los problemas que surgieron el 6 y 7 de diciembre con manifestaciones que impidieron a algunos alumnos hacer la prueba no era responsabilidad del Mineduc. Al interior de la cartera, apuntaban a Interior como los encargados de dar explicaciones, mientras que cercanos al ministro Gonzalo Blumel insistían en que fue el Demre el que en un principio no permitió que ingresaran carabineros a los establecimientos educacionales.

Pero más allá de ese hecho puntual, en el oficialismo aseguran que había diferencias políticas entre Cubillos y Blumel. Cubillos era considerada más dura dentro del Gobierno, mientras que el ministro del Interior representaba al sector más dialogante.

Así, por ejemplo, Cubillos insistía en presentar el proyecto de ley 'Admisión justa' sabiendo que no tenía posibilidades de aprobarse como una manera de marcar lo que consideraba una de las banderas de la derecha (libertad de educación), y dividir a la oposición. Blumel, en cambio, dicen sus cercanos, opinaba lo contrario: política equivale a acuerdos y que no tiene mucho sentido ser 'testimonial' si no se puede avanzar.

La llegada de un técnico

Una de las pocas personas que sabían ya de su renuncia era el entonces subsecretario de Educación, Raúl Figueroa. La ministra conversó con él en el verano para avisarle que se quería ir y que esperaba que Figueroa asumiera su puesto. El viernes a las 10:30 de la mañana recibió el llamado del Presidente Piñera para que liderara la cartera. Bien reconocido entre sus pares y de perfil técnico, al interior del ministerio aseguran que Figueroa muestra continuidad del trabajo de Cubillos, pero cercanos al nuevo ministro aseguran que uno de sus objetivos será intentar volver a que las salas de clases sean un ambiente de 'paz' y despolitizar la educación.

Su futuro

Si bien va a tomar un rol en la campaña del Rechazo para el plebiscito del 26 de abril, Cubillos ha mantenido en completo hermetismo cuál será su rol específico. Esta semana lo anunciará. Sin embargo, son varios los que aseguran que podría también estar perfilándose como una delegada constituyente. 'Puede ser una de las grandes mayorías nacionales', dicen en el oficialismo.

El viernes, después de hablar con Piñera, Cubillos se reunió a almorzar con su marido, el senador de RN Andrés Allamand, y esa noche fue despedida en la casa de su jefa de gabinete, Fernanda Frías, por todo el equipo del Ministerio de Educación.