Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2019-07-12
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7-8-9-10
Sección:   Suplemento - viernes_reportaje
Centimetraje:   30x112

Pie de Imagen
-"Imposture series", de Mario Klingemann. Cortesía de Onkaos Galería.

-"El retrato de Edmond Belamy", creado por el colectivo Obvious Arts, conformado por Hugo Caselles-Dupré, Pierre Fautrel y Gauthier Vernier. Cortesía @obvious_art - Obvious.

-"Memories of passerby", de Mario Klingemann. Cortesía de Onkaos Galería.

-Arriba: "3,2;1 Al Landscapes" de Runway ML. Abajo, de izquierda a derecha: Alejandro Matamala, Anstasis Germanidis y Cristóbal Valenzuela.

-AiDa pintando una de sus obras de la exposición "Unsecured Futures-, en la Universidad de Oxford. Cortesia Nichky Johnston.
La Segunda - Viernes
¿REEMPLAZARÁN LAS MÁQUINAS A LOS ARTISTAS?
Los algoritmos están revolucionando la creatividad en las artes. Y a los coleccionistas les está gustando: el año pasado, Christie's subastó la primera obra creada de esta forma en 432 mil dólares y Sotheby's repitió la escena en marzo de este año. En Nueva York, un ingeniero chileno lidera una plataforma para masificar el acceso de esta tecnología, y la Universidad de Oxford lanzó el primer robot que pinta con inteligencia artificial. ¿Cómo es el arte creado con la ayuda de la IA?
Alimentar un algoritmo creado para producir obras nuevas a partir de cientos o miles de imágenes ya existentes a través de un computador. ¿Eso es arte? Así transcurría la conversación que el francés Hugo Caselles-Dupré tenía en París con un par de amigos a principios de 2017. Parecía una locura, pero una locura muy llamativa, que dejó a Pierre Fautrel y a Gauthier Vernier totalmente fascinados. Hugo, estudiante de Telecomunicaciones y Matemáticas Aplicadas; Pierre y Gauthler, que cursaban Economía, crearon el colectivo Obvious Art, movidos por la necesidad de comunicar al mundo lo que para ellos era una nueva época artística. Tenían solo 25 años y poca experiencia en el tema, pero mucho entusiasmo.

"Queríamos crear una pieza que tocara no solo a los expertos en tecnología, sino también a nuestras madres. Así que decidimos crear un retrato clásico porque todos han visto esas piezas en libros de historia o museos", dice Gauthier. La pieza, terminada en 2018, fue bautizada como "El retrato de Edmond Belamy", y muestra a un corpulento señor de traje negro y camisa blanca, de aspecto anticuado e incluso desprolijo. Para darle vida, Obvious Art usó un algoritmo que estaba disponible en la red para uso público, que había sido creado en sus ratos libres por Robbie Barrat, un programador de 17 años recién salido del colegio. El rol de los tres franceses consistió en alimentarlo con ejemplos de unos 15 mil retratos realizados entre los siglos XIV y XIX. Un segundo proceso se encargó de decir cuáles imágenes servirían y cuáles no de acuerdo a las instrucciones dadas al algoritmo, como qué tanto se parecían a las pinturas de esa época. Así, sin pinceles. sin tela y sin ninguna gota de pintura, nació el cuadro de Edmond Belamy. Una idea loca que surgió de una simple conversación y que consiguió ser más loca todavía en octubre del año pasado, porque el retrato del señor Belamy se convirtió en la primera obra de arte hecha con inteligencia artificial subastada en el mundo. Fue en la casa Christle's de Nueva York, y se vendió en 432.500 dólares, superando 45 veces el precio que se esperaba en un inicio.

RETRATOS INFINITOS

Una partitura, como las que Beethoven le dejó a la humanidad. Eso es un algoritmo para el artista alemán Mario Klingemann (49), pionero en el arte con inteligencia artificial: "La partitura, en rigor, es solo una pieza de un papel, una serie de Instrucciones. Es algo que no existe realmente. Lo mismo pasa con el algoritmo: es la idea de un código, de una combinación de elementos. Así como diferentes orquestas han Interpretado las partituras de Beethoven, diferentes computadores y pantallas reproducirá un algoritmo con distintos resultados", explica el artista desde Múnich. Klingemann es una autodidacta que siempre ha estado vinculado con el mundo digital. Primero en los 80, con el computador de su papá, en el cual encontró la vía de escape a su frustración con las manualidades.

Después en los 90, creando 1/tiers, pósters y otros diseños gráficos. Y luego en el 2000, cuando se atrevió a hacer exposiciones de los trabajos que creaba con sus propios algoritmos. En el último tiempo ha expuesto en algunos de los museos más importantes del mundo, incluyendo el MoMA; el MET de Nueva York, el Centro Pompidou de París y el Museo Hermitage de San Petersburgo. El sistema con el que trabaja está Inspirado, en parte, en las redes neuronales del cerebro humano, y funciona combinando dos algoritmos, uno generador (G) y otro discriminador (D). El algoritmo G, como su nombre lo Indica, se encarga de generar datos —en este caso imágenes— que se asemejen lo más posible a las que fueron recolectadas por el artista. La labor del algoritmo Des evaluar las imágenes creadas por el G. y definir si se parecen a las originales.

Lo interesante, es que el algoritmo G parte la tarea sin saber qué tipo de imágenes o datos tiene que generar. y va aprendiendo basado en el feedback que le entrega el algoritmo D. En cada nueva iteración, que pueden ser cientos de miles, el algoritmo G se vuelve mejor en su tarea hasta que logra confundir al D sobre cuál imágenes son reales —es decir, parte de las recolectadas por el artista— y cuales son generadas. Así es el sistema que habita en "Memories of Passersby I", creado por Klingemann, un mueble de madera que recuerda a una radio antigua, que en su interior guarda un computador y en su superficie muestra dos pantallas. El artefacto, que realiza y muestra en tiempo real nuevos retratos de rostros imaginarios, en marzo de este año se convirtió en el primero en su tipo en ser subastado en Europa, alcanzando las 40 mil libras en la casa Sotheby's de Londres.

"Las máquinas han sido un gran aporte para mi arte. Me ayudan a evitar los lugares comunes, el camino fácil por donde suele ir la mente humana. Creo que eso explica que la mayoría de las personas relacionen mis retratos con los de Francis Bacon, porque hacer ese vínculo simplifica las cosas y demuestra su corta imaginación. En cambio el computador te lleva a ese lado que jamás irías porque es una solución improbable. Es ahí cuando aparecen nuevas ideas, cuando surge la creatividad", explica Klingemann. Klingemann aspira a alcanzar un arte sin estilo. Salirse de las etiquetas y del sello artístico.

"Para mí es muy aburrido encontrar el estilo y después hacerlo para siempre; busco crear cosas que no he visto antes", admite. Para él, la creatividad está en crear los modelos de los algoritmos, que serían las recetas de este nuevo arte. Por ejemplo, una casa vacía que se puede diseñar como uno quiera, o una procesadora de carne con la que no se sabe qué formas irán adquiriendo los trozos que se procesen. Todo depende del modelo que se le construya, y de las instrucciones que se le den. Y es ahí justamente cuando aparecen los errores y al mismo tiempo la magia. "Uso los errores para hacer obras", dice Klingemann. "Es lo mismo que pasa con los accidentes que ocurren cuando uno pone la cerámica en el horno, por ejemplo. Esas fallas sirven para que los resultados sean más interesantes. Es un segundo nivel de lo que pasa entre mí y la máquina, voy viendo qué sucede y dejo que me sorprenda".

UN EMPRENDIMIENTO ARTÍSTICO

Llegar al nivel de Mario Klingemann, que crea y maneja sus propios algoritmos, requiere años de estudio e investigación. ¿Cómo hacer entonces para que más artistas se motiven a explorar esta técnica revolucionaria? Fue la pregunta que se hizo el ingeniero comercial chileno Cristóbal Valenzuela, cuando estaba estudiando el magíster en el Interactive Telecommunications Program de la New York University. Allí se dio cuenta de que la relación con la tecnología estaba cambiando: ahora, y más aún en el futuro, los periodistas, diseñadores y artistas están jugando roles de editores y curadores, más que de ejecutores, porque la inteligencia artificial se está encargando del resto.

"Lo mismo pasó hace 50 años, cuando recién se masificaban los computadores. Estos, como la fotografía y el cine, se transformaron en nuevos medios que han permitido explorar la creatividad de manera diferente. La Inteligencia artificial es algo similar. Una nueva herramienta ha surgido que nos ayudará a vivir el proceso creativo de otras formas", explica Valenzuela. El ambiente se transformaba, pero nadie se acordaba de preparar a las personas. Valenzuela se vio así mismo trabajando solo con herramientas de investigación científica, pero nada de exploración creativa. Y entonces se propuso crear algo para simplificar y así masificar el arte con inteligencia artificial. El resultado es Runway, una plataforma que Valenzuela creó como trabajo final de su magíster, junto con su socio chileno Alejandro Matamala y el griego Anastasis Germanidis. Lo que ofrece es una tienda de aplicaciones que al ingresar permite elegir qué tipo de obra quieres crear: si quieres un algoritmo nuevo, utilizar uno ya creado, o entrenar un algoritmo y modificarlo a tu estilo, según los efectos, colores o temas que quieras lograr. Uno de los más populares es el StyleGAN, un algoritmo al que le basta con unos pocos ches para obtener una cara creíble de una persona que no existe. Si la opción es entrenarlo, es necesario cargar imágenes de las referencias y, según qué tan similar o distinto es el resultado esperado, se ajustan las distintas opciones.

"Se podría decir que Runway funciona como un profesor y un alumno", explica Valenzuela. "El profesor pide que los alumnos dibujen un paisaje y va corrigiendo al alumno para que su paisaje se parezca al del ejemplo, diciéndole si tiene que pintar con más azul o más verde, arreglar algunas líneas, etc.". Runway también da la opción de usar la inteligencia artificial con otras disciplinas, como la literatura y la música. Cargas textos escritos por ti para que el algoritmo detecte tu estilo, agregas la información nueva del escrito que quieres crear, dices qué título y listo.

En cosa de segundos tendrás el trabajo hecho. Además de ser una plataforma tecnológica, Runway se propuso dar apoyo a los artistas en el mundo real. Por eso organizan residencias de dos a cinco meses enfocadas en entregar herramientas, espacio y tecnología a los creativos que quieran sumergirse en este mundo. La residencia, a la cual los artistas postulan mandando un portafolio, es en Nueva York e incluye mentorías con expertos en inteligencia artificial y un estipendio mensual para uno o dos artistas al año. El alemán Philipp Schmitt (26) acaba de finalizar su período allí. Entre marzo y mayo de este año estuvo experimentando cómo las redes neuronales de los algoritmos se ven a sí mismas, a través de colores que ellas mismas producen. Schmitt alimentó los algoritmos con imágenes vacías, y les ordenó que las transformaran en coloridas. Las redes neuronales comenzaron a introducir sus propios efectos y así fueron arrojando sus colores.

"Fue muy interesante saber cómo el algoritmo se veía a sí mismo a través de los colores que iba incluyendo", agrega el artista. Los resultados fueron una serle de imágenes abstractas de distintas tonalidades, como si de acuarelas se trataran. Runway se lanzó hace un año, funciona gracias a inversionistas de Silicon Valley y ya cuenta con 8 mil usuarios. Además han logrado hacer alianzas con 60 universidades y colegios de Brasil, Argentina, México y Estados Unidos. Con universidades chilenas están en conversaciones, pero aún no se concreta, ya que la realidad en Chile de este tipo de arte y la inteligencia artificial casi no existe.

"Creo que una de las principales razones tiene que ver con lo complejo que es incorporar esta tecnología en la práctica creativa de un artista. Suele ser difícil de enseñar, difundir y aprender, dado que requiere conocimientos en varios frentes: desde programación a álgebra lineal y cálculo. Por eso creemos que Runway ayudará a masificar este arte en Chile y en otros países", dice Valenzuela.

CON FORMA HUMANA

Los ojos de AiDa, grandes y azules, funcionan como una verdadera esponja. Todo lo que observa lo captura y retiene para agregarle componentes que ha adquirido del arte y de escritos de la primera mitad del siglo XX, como los retratos fracturados de Picasso y textos de George Orwell y Aldous Huxley. Luego, con lápices y sobre un papel, les da vida a increíbles dibujos abstractos de colores pastel. No es una nueva dibujante famosa: es el primer robot artista dotado de inteligencia artificial que la Universidad de Oxford inauguró el 12 de junio pasado en la exposición Unsecured Futures. Desde el 12 de junio al 6 de julio, AiDa, cuyos ojos son en realidad un par de cámaras, mostró sus creaciones en las que, además de los dibujos, incluyó una obra con la que homenajeó a Yoko Ono. Y no solo eso: AiDa también juega al ajedrez e Incluso se sienta a tomar el té. La galería Aidan Meller —una de las más importantes de la ciudad inglesa, que ha presentado obras de artistas tan importantes como Camine Pissarro y Marc Chagall— concibió y lideró este proyecto en conjunto con la universidad.

"Le quisimos dar forma humana porque que nos ayuda a pensar cómo la tecnología está afectando nuestras vidas. Las nuevas tecnologías pueden usarse para bien o para mal, pero si las entendemos, podremos contener sus efectos negativos. Un robot humanoide es una excelente manera de comunicar esto, porque las personas responden poderosamente a la forma humana", explican la especialista Lucy Seal, investigadora y curadora del proyecto, y el dueño de la galería. Aidan Meller.

AiDa fue bautizada en honor a Ada Lovelace, a quien se le reconoce como madre de la computación moderna al dejar en uno de sus escritos de 1840 lo que hoy todavía se considera el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina. Por esta misma razón fue que los primeros dibujos expuestos por AiDa robot tomaron de inspiración a los creativos del siglo XX, porque así como ellos estaban revolucionando la época, AiDa robot revolucionaría la nuestra Klingemann lo ha tenido presente desde hace mucho tiempo: "Para mí, es un nuevo medio, tal como la pintura o la fotografía lo fueron en su momento. Y yo no me puedo expresar en otro medio que no sea la inteligencia artificial, y eso es arte para mf'. explica Cristóbal Valenzuela advierte que estamos frente a una herramienta que cambiará nuestro concepto de arte.

"La inteligencia artificial está produciendo el mismo efecto que la aparición del computador", dice. "Te decían que te mataba la creatividad y que se debía seguir escribiendo en papel. Ahora, como entonces, solo cambió la manera de pensar la creatividad. Nuestro rol como creadores, eso sí, no volverá a ser el mismo".

Recuadro
"Lo mismo pasó hace 50 años, cuando recién se masificaban los computadores. Estos, como la fotografía y el cine, se transformaron en nuevos medios que han permitido explorar la creatividad de manera diferente. La inteligencia artificial es algo similar. Una nueva herramienta ha surgido que nos ayudará a vivir el proceso creativo de otras formas", explica Cristóbal Valenzuela.
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Por Sofia Merino L. Ilustración de portada: Marco Valdés Paillaqueo-