Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2023-02-12
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): D4-D5
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Sección: Reportajes
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Centimetraje: 54x54
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Pie de Imagen
Los retiros han sido una de las fuentes de tensión entre Ejecutivo y Legislativo.
Con gritos y festejos se celebró la aprobación de la reforma electoral en 2015.
¿AL BORDE DE LO INGOBERNABLE?
Sistema político: El debate urgente que espera al nuevo proceso constituyente
Un Congreso fragmentado, un presidencialismo que a ratos más parece parlamentarismo de facto , partidos débiles y un modelo electoral que pide ajustes. Son algunas de las piezas de un régimen con trabas y desgastes que, aquí, analizan expertos que coinciden en la necesidad de encarar una discusión que se ha vuelto impostergable.
Un Ejecutivo y un Legislativo que se demoraron semanas en elegir un fiscal nacional, pese a que la seguridad es, según varios sondeos, por lejos la mayor prioridad ciudadana; parlamentarios que, en cosa de meses, pasan de tener los votos más codiciados a ver sus bancadas deshacerse en las convulsionadas aguas del Congreso; proyectos de ley que, pese a tener una constitucionalidad al menos discutible, copan una agenda donde otras urgencias juntan polvo…
¿Qué tienen en común estas situaciones? De una u otra forma, reflejan un problema mayor: un sistema político —que incluye las normas electorales, pero no se limita a ellas— que, como distintos expertos han hecho ver en numerosas cartas y columnas, requiere cambios para afirmar una gobernabilidad que hoy ya es esquiva. Para algunos faltan ajustes y para otros, cirugía mayor, pero en lo que coinciden diversos especialistas es en que la intervención es urgente. Y en esto, muchas de las expectativas están puestas en el nuevo proceso constituyente, donde nuevamente la discusión estará abierta.
Una conversación necesaria
En la Convención, el diseño de la 'sala de máquinas', como se le llamó varias veces, fue una lucha de abogados. No todos los integrantes de la comisión lo eran, pero sí gran parte. El asunto era y es complejo, denso. 'Poco sexy para la ciudadanía en general', dice incluso Gloria de la Fuente, politóloga y académica de la Escuela de Gobierno UC.
Aunque pueda parecer abstracto, el nexo con la cotidianidad está. Las fragmentaciones en el sistema político y en el Parlamento, ejemplifica la experta, tienen directa relación con aquellos momentos 'en que se hace muy difícil llegar a acuerdos para avanzar a cosas tan sustantivas como la reforma a las pensiones y en otros ámbitos relevantes para la ciudadanía. Entonces, construir mayoría y que existan incentivos para ponerse de acuerdo es importante'.
El debate sobre cómo mejorar el sistema ya está sobre la mesa hace un tiempo, pero en marzo comenzará formalmente, una vez que la Comisión Experta ponga en marcha la primera fase del nuevo proceso constituyente, con la redacción de un anteproyecto que luego pasará a manos del Consejo Constitucional.
Algo que ya se despejó en los 12 puntos base que acordaron los partidos es que habrá Poder Ejecutivo (con iniciativa exclusiva de gasto), Judicial y Legislativo, y que este último estará compuesto por un Senado y una Cámara de Diputados. Ahora, cuánto se innovará sobre este esquema y en otras materias, como el sistema de partidos y elecciones… es parte de la discusión que, en tres semanas, se abrirá.
Recuadro
POCA DISCIPLINA Y MUCHA PERSONALIZACIÓN:
Una era de política 'individual'
Una cosa es tener muchos partidos, pero otra, enfrentar además un panorama donde volverse díscolo aparece como una opción más seductora que ser un disciplinado militante.
Julieta Suárez-Cao, académica del Instituto de Ciencia Política de la UC, cree que ese es el nudo más grave: 'Hay un problema de representación, de personalización de la política y eso incentiva a los díscolos y a personas que, de golpe, estratégicamente, deciden ser independientes o crear partidos nuevos. Creen de esta manera sacarse de encima el lastre que implica una etiqueta partidaria que ya no vale nada o, peor, que vale de manera negativa'.
Para varios, en todo caso, la fragmentación y la personalización están muy relacionadas entre sí y con el sistema completo. Para Pepe Auth, experto electoral y exdiputado, como los parlamentarios se eligen individualmente 'y de repente sus partidos empiezan a caer, se agarran de una causa: no importa que sea inconstitucional, que provoque daño posterior, si les ayuda a elegirse. Esa desesperación está muy asentada y es muy orgánica al sistema electoral, con partidos que se han debilitado'.
Las listas cerradas son una opción que varios mencionan para contener en parte este fenómeno y fortalecer lo colectivo. 'Les das preponderancia a los partidos respecto de la nominación de candidaturas', apunta de la Fuente.
Otro elemento en discusión es qué consecuencias puede haber para quienes ya electos dejan su partido. 'Estoy de acuerdo con que pierdan el escaño', plantea Suárez-Cao.
Liderazgos debilitados
Para Kenneth Bunker, sería esperable que, con menos partidos, la disciplina tuviera alguna mejora: 'En una situación como la Convención, donde tienes 28 partidos distintos, todos van a hacer lo posible por destacar. Se vuelve muy competitivo. En Chile entre el 90 y el 2014, eran pocos partidos, pero controlados muy bien por directivas que eran siempre las mismas… era parte de la crítica pero al menos funcionaba para darle estabilidad al país'.
Según Guzmán, si los líderes son percibidos como débiles, esto también es un incentivo para que las facciones de los partidos intenten capturar el poder, lo que a su vez desordena la interna. 'Si uno compara los niveles de evaluación positiva que hoy tienen los principales liderazgos en la opinión pública con los que había hace una década o más, los porcentajes son mucho menores. Si en otras décadas podían superar el 70% de evaluación positiva hoy día superan el 50%, si es que', explica el académico de la UDD.
Panorama en cifras
12pactos o listas hubo en la elección parlamentaria de 2021. En 2017 fueron nueve y en 2013 seis, según datos de la Facultad de Gobierno UDD a partir de información del Servel.
23,3% de independientes electos en pactos hubo, en tanto, en la parlamentaria más reciente. En la anterior fue un 8,4% y en 2013 un 4,2%, de acuerdo con la misma fuente.
19 partidos tienen representación en la Cámara de Diputados. 40 parlamentarios figuran como independientes, incluyendo a integrantes de bancadas de distintos partidos.
17 colectividadesreconoce el Servel como constituidas, según los datos publicados al cierre de esta edición. Otras diez figuran 'en formación'.
FENÓMENO CLAVE:
Un escenario cada vez más y más fragmentado
Ha sido por lejos uno de los aspectos que en el último tiempo ha encendido alertas en el mundo político. Y es que con casi una veintena de partidos políticos en la representación parlamentaria (es el caso de la Cámara de Diputados) y una decena de otras colectividades en formación, surgen desafíos mayores: para el Ejecutivo no es nada fácil dialogar, y los consensos son esquivos.
¿Cómo llegamos a esto? Varias respuestas tienen relación con el sistema electoral, que bajó las barreras para crear partidos y facilitó el ingreso de nuevas fuerzas al Parlamento.
'En un sistema como el binominal, los candidatos electos son los que concitan mayor porcentaje de votos. En uno proporcional, donde hay distritos más grandes, existe mayor probabilidad de que candidatos con menos votos obtengan representación', explica el decano de la Facultad de Gobierno de la UDD, Eugenio Guzmán. Esto se agudiza 'cuando tienes sistemas de coalición en que estableces cupos en los que el voto de un candidato fuerte ayuda a que candidatos con muy poca votación puedan ser electos'.
Un ejemplo sencillo de esto último: en el distrito 12 —que incluye comunas tan pobladas como Puente Alto y La Florida—, la arrolladora votación de Pamela Jiles (unos 77 mil votos) arrastró a Hernán Palma, el diputado que a fines del año pasado llegó vestido de cocinero al Congreso para criticar el acuerdo para el nuevo proceso constituyente. El parlamentario humanista obtuvo, según su biografía en la Biblioteca Nacional del Congreso, 0,24% de los votos (940).
Ajuste de reglas
Para Guzmán, uno de los puntos que se podrían revisar es el tamaño de los distritos.
En una línea similar, Kenneth Bunker apunta a que con menos escaños a repartir por zona 'participarían menos partidos, es algo que se puede considerar en la próxima Constitución'. O bien, 'podría ser interesante pensar en barreras de entrada. Que no puedan entrar partidos que no obtengan, por ejemplo, 5% a nivel nacional. Eso obliga a que no sean de nicho'.
De la Fuente agrega que, probablemente, se requiera revisar los requisitos para crear nuevas tiendas: 'Hoy es menos difícil que antes y eso genera representaciones que a veces son febles en el tiempo'.
PRIMERAS APROXIMACIONES:
Los análisis que conviven en la Comisión Experta
Cuando los 24 miembros inicien la redacción del anteproyecto que se entregará al Consejo Constitucional, cada uno mostrará sus cartas. Pero como varios fueron parte del debate de la Convención, ya hay visiones conocidas.
Como ministro de la Segpres, Juan José Ossa (experto nominado por RN) estuvo en la comisión de Sistema Político a fines de 2021, donde cuestionó la opción del modelo parlamentario y propuso continuar la tradición del presidencialismo, pero con 'cambios sustantivos'. Entre otros puntos, planteó que el Ejecutivo debería tener un 'compromiso formal regulado' de coordinación y presentación de urgencias con el Parlamento.
Sebastián Soto (cupo Evópoli) también se presentó allí y señaló que 'a mi juicio, el semipresidencialismo y el parlamentarismo llevan inscrita la semilla de la inestabilidad'. El académico llamó a enfocarse en mejorar 'la relación del oficialismo y el Gobierno, y la cooperación entre la oposición y el Gobierno'.
Desde el actual oficialismo, el sociólogo Alexis Cortés (Apruebo Dignidad) adelanta que es partidario de un régimen presidencial, que podría ser 'atenuado', con más herramientas y capacidades, por ejemplo, para el Congreso. 'En ese sentido, creo que podemos avanzar incluso con sectores de la derecha (…) en medidas', dice. Una opción concreta sería la posibilidad de que el Parlamento tenga un rol mayor en el establecimiento de las urgencias.
'Me voy a orientar por estos principios: gobernabilidad, disminución de la fragmentación y respeto de la representatividad', anticipa. Potenciar la paridad y herramientas de participación como las iniciativas populares de ley y las consultas, son otras de sus ideas.
Leslie Sánchez (militante del PL, nominada por el PPD), doctora en Derecho, evalúa que lo revelante al final del día, más allá del modelo que se elija, es si el sistema de pesos y contrapesos funciona: 'Que el diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo sea fluido, y hoy lo que percibimos es que no lo es, no solo con este gobierno (…), porque tenemos un número muy alto de actores en el Congreso'.
¿Se inclina especialmente por alguna opción? Asegura que 'no hay que casarse con ninguna', sino, más bien, buscar coherencia con el sistema electoral y de partidos. Eso sí, enfatiza que 'tampoco puedes modificar radicalmente un régimen que la ciudadanía no va a entender'. 'Lo que no podemos perder jamás quienes vamos a participar es el sentido de realidad y el sentido histórico, y tenemos un pueblo que por lo menos hasta hoy está acostumbrado a ir a elegir un presidente o presidenta. No sé si ese factor, que es como parte del ADN de la política chilena, es modificable del todo', plantea.
LA DISCUSIÓN PENDIENTE SOBRE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA:
Voto obligatorio, ¿y qué más?
El regreso del voto obligatorio para el plebiscito del 4-S y la arrolladora cifra de más de 13 millones de electores —la mayor participación de la historia chilena— fueron los ingredientes necesarios para inyectar fuerza a una pregunta que ya rondaba: ¿volver o no a esta medida electoral?
El valor de la legitimidad democrática que venía aparejada a una convocatoria tan masiva como esta, caló rápidamente en el mundo político y en cosa de meses ya estaba zanjado: en diciembre y a casi 11 años de la implementación de la inscripción automática y el voto voluntario, el Congreso despachó la propuesta para regresar a la obligatoriedad. El último paso de la tramitación en la Cámara tuvo apoyo casi unánime, con 124 votos a favor, seis en contra y tres abstenciones.
'La democracia se mejora con más democracia' fue una frase que se escuchó varias veces a lo largo de la discusión legislativa. Es una apuesta que habrá que ver desplegarse en los próximos años, pero además hay otra arista pendiente. Fuera de votar o militar en un partido, ¿de qué otras formas puede participar la ciudadanía en la vida política?
Este debate está abierto a nivel mundial, explica Gloria de la Fuente, y es una de las grandes interrogantes que enfrenta la democracia representativa.
'Me parece que en democracias modernas abrirse a posibilidades de participación y reforzar esas posibilidades habla bien también de los sistemas. Pienso en referendos —no revocatorios, creo que en la región han demostrado ser una herramienta más bien de la oposición que de la ciudadanía—, plebiscitos respecto a temas de interés público, iniciativas ciudadanas de ley que pueden ser posibilidades ciertas de que la ciudadanía también tenga incidencia', postula la politóloga.
¿PARLAMENTARISMO DE FACTO?
Entre tensa y tormentosa: la relación del Poder Ejecutivo con el Legislativo
Sea para decretar Estado de Excepción, ratificar a un fiscal, o lo que sea, conseguir votos en el Congreso está difícil: como bien lo debe saber la ministra Uriarte —y, en todo caso, también le tocó vivir al gobierno anterior—, hoy ya no basta con hablar con jefes de partido o de bancada. Hasta en las bancadas hay facciones e incluso en ellas, opiniones y exigencias diversas. Es en este escenario fragmentado y con un sistema electoral al que varios también harían ajustes que más de una vez se ha dicho que el país vive en un 'parlamentarismo de facto', más que en un presidencialismo.
'Si bien es verdad que el Presidente tiene mucho poder en los libros, no necesariamente puede ejercerlo: fue el caso de Piñera en sus últimos dos años y medio o tres años, y es el caso de Boric en lo que va de su gobierno. ¿Cómo puede ser posible que un Presidente que tenga tanto poder pueda hacer tan poco?', cuestiona Kenneth Bunker. En su opinión, en todo caso, hay un componente fuerte de voluntad política.
En la Convención, la definición del régimen —presidencial, semipresidencial, parlamentario— fue una de las grandes batallas. Con ese recuerdo fresco, Gloria de la Fuente cree que probablemente esa discusión 'quedó algo superada (…); me da la impresión de que no están las condiciones para pensar en avanzar a un régimen semipresidencial o parlamentario'.
Con todo, a la alternativa del parlamentarismo se ha dedicado bastante tinta en las últimas semanas. En una columna que dio inicio a un debate epistolar entre varios especialistas, el académico Klaus Schmidt-Hebbel propuso que Chile adopte un sistema parlamentario en su nueva Constitución, cambio que a su juicio debería ir acompañado de otros factores, como un régimen de partidos más fuertes y grandes, y un umbral de votación mínima para la representación parlamentaria.
Alternativas
Incluso si no hay un cambio de régimen, según de la Fuente se podrían buscar formas para, dentro del presidencialismo, generar mayores condiciones para la gobernabilidad y la construcción de mayorías. Una arista a conversar en este sentido, a juicio de la politóloga, sería el momento en que se realizan las parlamentarias y si coinciden con la primera o segunda vuelta presidencial. Otras opciones que mencionan especialistas son la definición mixta de urgencias —hoy están en manos del Ejecutivo— o el agregar algún tipo de sanción al Parlamento por no respetarlas. 'Podría ser algo interesante de explorar. Lo otro, quizás, es optimizar la relación que existe entre el propio Ejecutivo y su comité político. Establecer quizás reuniones trimestrales de coordinación con el líder de la oposición son cosas que se dan en regímenes parlamentaristas. Pero creo que todo lo que se haga en ese sentido va a ser un parche y tener poco impacto porque, insisto, el tema es más estructural y tiene relación con el sistema electoral. Cuando tienes 22 partidos, por mucho que establezcas normas o sentidos de disciplina y coordinación, llega un minuto en que es bien insostenible', analiza Jorge Ramírez, investigador de Libertad y Desarrollo.
EN LA LUCHA PARA FORTALECERSE:
Identidad y legitimidad, los pendientes de los partidos
Diez años de distancia, otras coaliciones… pero resultados similares. Si se trata de buscar números que reflejen la percepción que la ciudadanía tiene del mundo político, la verdad es que no influye mucho mirar 2022 o 2012. La cosa estaba, para ser directos, más o menos igual de mal.
La encuesta CEP de julio-agosto de 2012, por ejemplo, mostraba que el porcentaje que tenía mucha o bastante confianza en el Congreso estaba en 10%; los partidos, en tanto, obtenían un 6%. El sondeo de noviembre-diciembre del año pasado, le otorgaba un 8% al Parlamento y un 4% a las colectividades. El Gobierno, también medido como institución, llegaba a un 23% en 2012 y a 16% en 2022.
La postal de un grupo de convencionales que hace meses gritaba en el ex-Congreso 'el pueblo unido avanza sin partidos' no da para ilusionarse exactamente. El escenario es complicado, pero según los especialistas, fortalecer a las tiendas es una urgencia. Lo básico, explica Pepe Auth, es que 'se reconozca, aunque sea como un mal indispensable, que necesitamos partidos grandes, sanos, transparentes'. Un paso concreto que podría darse, propone, es que sus elecciones internas sean reguladas por el Servel.
Para Julieta Suárez-Cao, la falta de conexión con la ciudadanía sería tan crucial que incluso, a su juicio, el mayor problema que hoy vive el sistema sería 'más bien de representación' que de fragmentación. 'Los partidos no logran que la ciudadanía conecte con la representación de cuáles son los intereses, las preferencias, de cada partido', explica.
La posibilidad de ir a las elecciones unidos en coaliciones no ayudaría a que cada uno se defina, agrega.
Auth coincide en la necesidad de que los distintos sectores se cuestionen el verdadero sentido de que sus partidos existan por separado. Y da ejemplos: integrantes de la ex-Concertación, el FA, Chile Vamos. 'El incentivo hoy está más bien en armar y mantener el pequeño boliche, total, lo controlo, me meto en un pacto, elijo dos o tres diputados', resume.
- '¿Qué sentido tiene tener tantos pequeños partidos, en lugar de uno grande? Claro, dicen: con este nicho, mantengo el control', afirma Pepe Auth.
EL ORIGEN DEL ACTUAL SISTEMA PROPORCIONAL:
'La inclusión, bajar las barreras de entrada' y otros argumentos del fin al binominal
Con bandera chilena y 'ceacheí'. Así se celebraba, en enero de 2015, la aprobación de la reforma que vendría a sepultar el sistema binominal y reemplazarlo por uno proporcional, y que fuera impulsada por la Nueva Mayoría pero con el respaldo de otros parlamentarios, como los de Amplitud.
Para cuando llegó el minuto de promulgar la nueva ley, en abril de ese mismo año, la entonces Presidenta Michelle Bachelet destacó que 'devolvemos a cada ciudadano el poder real de su voto, dignificamos y fortalecemos el poder del sufragio'.
'Estamos apostando, además, por el recambio generacional, la inclusión, por bajar las barreras de entrada al quehacer legislativo', señaló también la mandataria en la ceremonia, en que su ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, fue uno de los más aplaudidos por su rol en la tramitación.
¿Cambio total o arreglos?
'Se decía que (el sistema proporcional) no iba a generar fragmentación y ha sucedido todo lo contrario. Hay fragmentación, pocos incentivos para la gobernabilidad y los acuerdos, polarización y ahí hay un problema grande directamente vinculado al sistema electoral', cuestiona Jorge Ramírez (LyD).
Junto a Cristián Larroulet han planteado que el sistema electoral proporcional sería la 'enfermedad de nuestro régimen político' y han propuesto avanzar a un sistema mixto, en que se elija un 70% del Parlamento en distritos uninominales y el 30% restante de forma proporcional, para así equilibrar 'la ecuación gobernabilidad/representatividad', junto a otros ajustes.
Pepe Auth, en su momento uno de los diputados que impulsaron el fin al binominal, mantiene hoy que 'la sociedad chilena es pluripartidista', pero reconoce que no todo salió como se pudo haber previsto. Al momento de la reforma, Auth afirma haber pensado que cuando los partidos empezaran a competir se darían cuenta de que les convenía, en varios casos, fusionarse. Algo que, basta mirar el Congreso, no ocurrió. Si bien no descarta que un sistema mixto pueda traer soluciones, enfatiza que la clave no estaría en volver atrás. 'Hoy uno podría decir que no hay nadie fuera prácticamente. Tenemos que resolver el problema inverso (…), pero no volvamos a tener el problema que teníamos', dice.
Nex Prensa Escrita
¿AL BORDE DE LO INGOBERNABLE?
Sistema político: El debate urgente que espera al nuevo proceso constituyente
Un Congreso fragmentado, un presidencialismo que a ratos más parece parlamentarismo de facto , partidos débiles y un modelo electoral que pide ajustes. Son algunas de las piezas de un régimen con trabas y desgastes que, aquí, analizan expertos que coinciden en la necesidad de encarar una discusión que se ha vuelto impostergable.
Un Ejecutivo y un Legislativo que se demoraron semanas en elegir un fiscal nacional, pese a que la seguridad es, según varios sondeos, por lejos la mayor prioridad ciudadana; parlamentarios que, en cosa de meses, pasan de tener los votos más codiciados a ver sus bancadas deshacerse en las convulsionadas aguas del Congreso; proyectos de ley que, pese a tener una constitucionalidad al menos discutible, copan una agenda donde otras urgencias juntan polvo…
¿Qué tienen en común estas situaciones? De una u otra forma, reflejan un problema mayor: un sistema político —que incluye las normas electorales, pero no se limita a ellas— que, como distintos expertos han hecho ver en numerosas cartas y columnas, requiere cambios para afirmar una gobernabilidad que hoy ya es esquiva. Para algunos faltan ajustes y para otros, cirugía mayor, pero en lo que coinciden diversos especialistas es en que la intervención es urgente. Y en esto, muchas de las expectativas están puestas en el nuevo proceso constituyente, donde nuevamente la discusión estará abierta.
Una conversación necesaria
En la Convención, el diseño de la 'sala de máquinas', como se le llamó varias veces, fue una lucha de abogados. No todos los integrantes de la comisión lo eran, pero sí gran parte. El asunto era y es complejo, denso. 'Poco sexy para la ciudadanía en general', dice incluso Gloria de la Fuente, politóloga y académica de la Escuela de Gobierno UC.
Aunque pueda parecer abstracto, el nexo con la cotidianidad está. Las fragmentaciones en el sistema político y en el Parlamento, ejemplifica la experta, tienen directa relación con aquellos momentos 'en que se hace muy difícil llegar a acuerdos para avanzar a cosas tan sustantivas como la reforma a las pensiones y en otros ámbitos relevantes para la ciudadanía. Entonces, construir mayoría y que existan incentivos para ponerse de acuerdo es importante'.
El debate sobre cómo mejorar el sistema ya está sobre la mesa hace un tiempo, pero en marzo comenzará formalmente, una vez que la Comisión Experta ponga en marcha la primera fase del nuevo proceso constituyente, con la redacción de un anteproyecto que luego pasará a manos del Consejo Constitucional.
Algo que ya se despejó en los 12 puntos base que acordaron los partidos es que habrá Poder Ejecutivo (con iniciativa exclusiva de gasto), Judicial y Legislativo, y que este último estará compuesto por un Senado y una Cámara de Diputados. Ahora, cuánto se innovará sobre este esquema y en otras materias, como el sistema de partidos y elecciones… es parte de la discusión que, en tres semanas, se abrirá.
POCA DISCIPLINA Y MUCHA PERSONALIZACIÓN:
Una era de política 'individual'
Una cosa es tener muchos partidos, pero otra, enfrentar además un panorama donde volverse díscolo aparece como una opción más seductora que ser un disciplinado militante.
Julieta Suárez-Cao, académica del Instituto de Ciencia Política de la UC, cree que ese es el nudo más grave: 'Hay un problema de representación, de personalización de la política y eso incentiva a los díscolos y a personas que, de golpe, estratégicamente, deciden ser independientes o crear partidos nuevos. Creen de esta manera sacarse de encima el lastre que implica una etiqueta partidaria que ya no vale nada o, peor, que vale de manera negativa'.
Para varios, en todo caso, la fragmentación y la personalización están muy relacionadas entre sí y con el sistema completo. Para Pepe Auth, experto electoral y exdiputado, como los parlamentarios se eligen individualmente 'y de repente sus partidos empiezan a caer, se agarran de una causa: no importa que sea inconstitucional, que provoque daño posterior, si les ayuda a elegirse. Esa desesperación está muy asentada y es muy orgánica al sistema electoral, con partidos que se han debilitado'.
Las listas cerradas son una opción que varios mencionan para contener en parte este fenómeno y fortalecer lo colectivo. 'Les das preponderancia a los partidos respecto de la nominación de candidaturas', apunta de la Fuente.
Otro elemento en discusión es qué consecuencias puede haber para quienes ya electos dejan su partido. 'Estoy de acuerdo con que pierdan el escaño', plantea Suárez-Cao.
Liderazgos debilitados
Para Kenneth Bunker, sería esperable que, con menos partidos, la disciplina tuviera alguna mejora: 'En una situación como la Convención, donde tienes 28 partidos distintos, todos van a hacer lo posible por destacar. Se vuelve muy competitivo. En Chile entre el 90 y el 2014, eran pocos partidos, pero controlados muy bien por directivas que eran siempre las mismas… era parte de la crítica pero al menos funcionaba para darle estabilidad al país'.
Según Guzmán, si los líderes son percibidos como débiles, esto también es un incentivo para que las facciones de los partidos intenten capturar el poder, lo que a su vez desordena la interna. 'Si uno compara los niveles de evaluación positiva que hoy tienen los principales liderazgos en la opinión pública con los que había hace una década o más, los porcentajes son mucho menores. Si en otras décadas podían superar el 70% de evaluación positiva hoy día superan el 50%, si es que', explica el académico de la UDD.
Panorama en cifras
12pactos o listas hubo en la elección parlamentaria de 2021. En 2017 fueron nueve y en 2013 seis, según datos de la Facultad de Gobierno UDD a partir de información del Servel.
23,3% de independientes electos en pactos hubo, en tanto, en la parlamentaria más reciente. En la anterior fue un 8,4% y en 2013 un 4,2%, de acuerdo con la misma fuente.
19 partidos tienen representación en la Cámara de Diputados. 40 parlamentarios figuran como independientes, incluyendo a integrantes de bancadas de distintos partidos.
17 colectividadesreconoce el Servel como constituidas, según los datos publicados al cierre de esta edición. Otras diez figuran 'en formación'.
FENÓMENO CLAVE:
Un escenario cada vez más y más fragmentado
Ha sido por lejos uno de los aspectos que en el último tiempo ha encendido alertas en el mundo político. Y es que con casi una veintena de partidos políticos en la representación parlamentaria (es el caso de la Cámara de Diputados) y una decena de otras colectividades en formación, surgen desafíos mayores: para el Ejecutivo no es nada fácil dialogar, y los consensos son esquivos.
¿Cómo llegamos a esto? Varias respuestas tienen relación con el sistema electoral, que bajó las barreras para crear partidos y facilitó el ingreso de nuevas fuerzas al Parlamento.
'En un sistema como el binominal, los candidatos electos son los que concitan mayor porcentaje de votos. En uno proporcional, donde hay distritos más grandes, existe mayor probabilidad de que candidatos con menos votos obtengan representación', explica el decano de la Facultad de Gobierno de la UDD, Eugenio Guzmán. Esto se agudiza 'cuando tienes sistemas de coalición en que estableces cupos en los que el voto de un candidato fuerte ayuda a que candidatos con muy poca votación puedan ser electos'.
Un ejemplo sencillo de esto último: en el distrito 12 —que incluye comunas tan pobladas como Puente Alto y La Florida—, la arrolladora votación de Pamela Jiles (unos 77 mil votos) arrastró a Hernán Palma, el diputado que a fines del año pasado llegó vestido de cocinero al Congreso para criticar el acuerdo para el nuevo proceso constituyente. El parlamentario humanista obtuvo, según su biografía en la Biblioteca Nacional del Congreso, 0,24% de los votos (940).
Ajuste de reglas
Para Guzmán, uno de los puntos que se podrían revisar es el tamaño de los distritos.
En una línea similar, Kenneth Bunker apunta a que con menos escaños a repartir por zona 'participarían menos partidos, es algo que se puede considerar en la próxima Constitución'. O bien, 'podría ser interesante pensar en barreras de entrada. Que no puedan entrar partidos que no obtengan, por ejemplo, 5% a nivel nacional. Eso obliga a que no sean de nicho'.
De la Fuente agrega que, probablemente, se requiera revisar los requisitos para crear nuevas tiendas: 'Hoy es menos difícil que antes y eso genera representaciones que a veces son febles en el tiempo'.
PRIMERAS APROXIMACIONES:
Los análisis que conviven en la Comisión Experta
Cuando los 24 miembros inicien la redacción del anteproyecto que se entregará al Consejo Constitucional, cada uno mostrará sus cartas. Pero como varios fueron parte del debate de la Convención, ya hay visiones conocidas.
Como ministro de la Segpres, Juan José Ossa (experto nominado por RN) estuvo en la comisión de Sistema Político a fines de 2021, donde cuestionó la opción del modelo parlamentario y propuso continuar la tradición del presidencialismo, pero con 'cambios sustantivos'. Entre otros puntos, planteó que el Ejecutivo debería tener un 'compromiso formal regulado' de coordinación y presentación de urgencias con el Parlamento.
Sebastián Soto (cupo Evópoli) también se presentó allí y señaló que 'a mi juicio, el semipresidencialismo y el parlamentarismo llevan inscrita la semilla de la inestabilidad'. El académico llamó a enfocarse en mejorar 'la relación del oficialismo y el Gobierno, y la cooperación entre la oposición y el Gobierno'.
Desde el actual oficialismo, el sociólogo Alexis Cortés (Apruebo Dignidad) adelanta que es partidario de un régimen presidencial, que podría ser 'atenuado', con más herramientas y capacidades, por ejemplo, para el Congreso. 'En ese sentido, creo que podemos avanzar incluso con sectores de la derecha (…) en medidas', dice. Una opción concreta sería la posibilidad de que el Parlamento tenga un rol mayor en el establecimiento de las urgencias.
'Me voy a orientar por estos principios: gobernabilidad, disminución de la fragmentación y respeto de la representatividad', anticipa. Potenciar la paridad y herramientas de participación como las iniciativas populares de ley y las consultas, son otras de sus ideas.
Leslie Sánchez (militante del PL, nominada por el PPD), doctora en Derecho, evalúa que lo revelante al final del día, más allá del modelo que se elija, es si el sistema de pesos y contrapesos funciona: 'Que el diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo sea fluido, y hoy lo que percibimos es que no lo es, no solo con este gobierno (…), porque tenemos un número muy alto de actores en el Congreso'.
¿Se inclina especialmente por alguna opción? Asegura que 'no hay que casarse con ninguna', sino, más bien, buscar coherencia con el sistema electoral y de partidos. Eso sí, enfatiza que 'tampoco puedes modificar radicalmente un régimen que la ciudadanía no va a entender'. 'Lo que no podemos perder jamás quienes vamos a participar es el sentido de realidad y el sentido histórico, y tenemos un pueblo que por lo menos hasta hoy está acostumbrado a ir a elegir un presidente o presidenta. No sé si ese factor, que es como parte del ADN de la política chilena, es modificable del todo', plantea.
LA DISCUSIÓN PENDIENTE SOBRE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA:
Voto obligatorio, ¿y qué más?
El regreso del voto obligatorio para el plebiscito del 4-S y la arrolladora cifra de más de 13 millones de electores —la mayor participación de la historia chilena— fueron los ingredientes necesarios para inyectar fuerza a una pregunta que ya rondaba: ¿volver o no a esta medida electoral?
El valor de la legitimidad democrática que venía aparejada a una convocatoria tan masiva como esta, caló rápidamente en el mundo político y en cosa de meses ya estaba zanjado: en diciembre y a casi 11 años de la implementación de la inscripción automática y el voto voluntario, el Congreso despachó la propuesta para regresar a la obligatoriedad. El último paso de la tramitación en la Cámara tuvo apoyo casi unánime, con 124 votos a favor, seis en contra y tres abstenciones.
'La democracia se mejora con más democracia' fue una frase que se escuchó varias veces a lo largo de la discusión legislativa. Es una apuesta que habrá que ver desplegarse en los próximos años, pero además hay otra arista pendiente. Fuera de votar o militar en un partido, ¿de qué otras formas puede participar la ciudadanía en la vida política?
Este debate está abierto a nivel mundial, explica Gloria de la Fuente, y es una de las grandes interrogantes que enfrenta la democracia representativa.
'Me parece que en democracias modernas abrirse a posibilidades de participación y reforzar esas posibilidades habla bien también de los sistemas. Pienso en referendos —no revocatorios, creo que en la región han demostrado ser una herramienta más bien de la oposición que de la ciudadanía—, plebiscitos respecto a temas de interés público, iniciativas ciudadanas de ley que pueden ser posibilidades ciertas de que la ciudadanía también tenga incidencia', postula la politóloga.
¿PARLAMENTARISMO DE FACTO?
Entre tensa y tormentosa: la relación del Poder Ejecutivo con el Legislativo
Sea para decretar Estado de Excepción, ratificar a un fiscal, o lo que sea, conseguir votos en el Congreso está difícil: como bien lo debe saber la ministra Uriarte —y, en todo caso, también le tocó vivir al gobierno anterior—, hoy ya no basta con hablar con jefes de partido o de bancada. Hasta en las bancadas hay facciones e incluso en ellas, opiniones y exigencias diversas. Es en este escenario fragmentado y con un sistema electoral al que varios también harían ajustes que más de una vez se ha dicho que el país vive en un 'parlamentarismo de facto', más que en un presidencialismo.
'Si bien es verdad que el Presidente tiene mucho poder en los libros, no necesariamente puede ejercerlo: fue el caso de Piñera en sus últimos dos años y medio o tres años, y es el caso de Boric en lo que va de su gobierno. ¿Cómo puede ser posible que un Presidente que tenga tanto poder pueda hacer tan poco?', cuestiona Kenneth Bunker. En su opinión, en todo caso, hay un componente fuerte de voluntad política.
En la Convención, la definición del régimen —presidencial, semipresidencial, parlamentario— fue una de las grandes batallas. Con ese recuerdo fresco, Gloria de la Fuente cree que probablemente esa discusión 'quedó algo superada (…); me da la impresión de que no están las condiciones para pensar en avanzar a un régimen semipresidencial o parlamentario'.
Con todo, a la alternativa del parlamentarismo se ha dedicado bastante tinta en las últimas semanas. En una columna que dio inicio a un debate epistolar entre varios especialistas, el académico Klaus Schmidt-Hebbel propuso que Chile adopte un sistema parlamentario en su nueva Constitución, cambio que a su juicio debería ir acompañado de otros factores, como un régimen de partidos más fuertes y grandes, y un umbral de votación mínima para la representación parlamentaria.
Alternativas
Incluso si no hay un cambio de régimen, según de la Fuente se podrían buscar formas para, dentro del presidencialismo, generar mayores condiciones para la gobernabilidad y la construcción de mayorías. Una arista a conversar en este sentido, a juicio de la politóloga, sería el momento en que se realizan las parlamentarias y si coinciden con la primera o segunda vuelta presidencial. Otras opciones que mencionan especialistas son la definición mixta de urgencias —hoy están en manos del Ejecutivo— o el agregar algún tipo de sanción al Parlamento por no respetarlas. 'Podría ser algo interesante de explorar. Lo otro, quizás, es optimizar la relación que existe entre el propio Ejecutivo y su comité político. Establecer quizás reuniones trimestrales de coordinación con el líder de la oposición son cosas que se dan en regímenes parlamentaristas. Pero creo que todo lo que se haga en ese sentido va a ser un parche y tener poco impacto porque, insisto, el tema es más estructural y tiene relación con el sistema electoral. Cuando tienes 22 partidos, por mucho que establezcas normas o sentidos de disciplina y coordinación, llega un minuto en que es bien insostenible', analiza Jorge Ramírez, investigador de Libertad y Desarrollo.
EN LA LUCHA PARA FORTALECERSE:
Identidad y legitimidad, los pendientes de los partidos
Diez años de distancia, otras coaliciones… pero resultados similares. Si se trata de buscar números que reflejen la percepción que la ciudadanía tiene del mundo político, la verdad es que no influye mucho mirar 2022 o 2012. La cosa estaba, para ser directos, más o menos igual de mal.
La encuesta CEP de julio-agosto de 2012, por ejemplo, mostraba que el porcentaje que tenía mucha o bastante confianza en el Congreso estaba en 10%; los partidos, en tanto, obtenían un 6%. El sondeo de noviembre-diciembre del año pasado, le otorgaba un 8% al Parlamento y un 4% a las colectividades. El Gobierno, también medido como institución, llegaba a un 23% en 2012 y a 16% en 2022.
La postal de un grupo de convencionales que hace meses gritaba en el ex-Congreso 'el pueblo unido avanza sin partidos' no da para ilusionarse exactamente. El escenario es complicado, pero según los especialistas, fortalecer a las tiendas es una urgencia. Lo básico, explica Pepe Auth, es que 'se reconozca, aunque sea como un mal indispensable, que necesitamos partidos grandes, sanos, transparentes'. Un paso concreto que podría darse, propone, es que sus elecciones internas sean reguladas por el Servel.
Para Julieta Suárez-Cao, la falta de conexión con la ciudadanía sería tan crucial que incluso, a su juicio, el mayor problema que hoy vive el sistema sería 'más bien de representación' que de fragmentación. 'Los partidos no logran que la ciudadanía conecte con la representación de cuáles son los intereses, las preferencias, de cada partido', explica.
La posibilidad de ir a las elecciones unidos en coaliciones no ayudaría a que cada uno se defina, agrega.
Auth coincide en la necesidad de que los distintos sectores se cuestionen el verdadero sentido de que sus partidos existan por separado. Y da ejemplos: integrantes de la ex-Concertación, el FA, Chile Vamos. 'El incentivo hoy está más bien en armar y mantener el pequeño boliche, total, lo controlo, me meto en un pacto, elijo dos o tres diputados', resume.
- '¿Qué sentido tiene tener tantos pequeños partidos, en lugar de uno grande? Claro, dicen: con este nicho, mantengo el control', afirma Pepe Auth.
EL ORIGEN DEL ACTUAL SISTEMA PROPORCIONAL:
'La inclusión, bajar las barreras de entrada' y otros argumentos del fin al binominal
Con bandera chilena y 'ceacheí'. Así se celebraba, en enero de 2015, la aprobación de la reforma que vendría a sepultar el sistema binominal y reemplazarlo por uno proporcional, y que fuera impulsada por la Nueva Mayoría pero con el respaldo de otros parlamentarios, como los de Amplitud.
Para cuando llegó el minuto de promulgar la nueva ley, en abril de ese mismo año, la entonces Presidenta Michelle Bachelet destacó que 'devolvemos a cada ciudadano el poder real de su voto, dignificamos y fortalecemos el poder del sufragio'.
'Estamos apostando, además, por el recambio generacional, la inclusión, por bajar las barreras de entrada al quehacer legislativo', señaló también la mandataria en la ceremonia, en que su ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, fue uno de los más aplaudidos por su rol en la tramitación.
¿Cambio total o arreglos?
'Se decía que (el sistema proporcional) no iba a generar fragmentación y ha sucedido todo lo contrario. Hay fragmentación, pocos incentivos para la gobernabilidad y los acuerdos, polarización y ahí hay un problema grande directamente vinculado al sistema electoral', cuestiona Jorge Ramírez (LyD).
Junto a Cristián Larroulet han planteado que el sistema electoral proporcional sería la 'enfermedad de nuestro régimen político' y han propuesto avanzar a un sistema mixto, en que se elija un 70% del Parlamento en distritos uninominales y el 30% restante de forma proporcional, para así equilibrar 'la ecuación gobernabilidad/representatividad', junto a otros ajustes.
Pepe Auth, en su momento uno de los diputados que impulsaron el fin al binominal, mantiene hoy que 'la sociedad chilena es pluripartidista', pero reconoce que no todo salió como se pudo haber previsto. Al momento de la reforma, Auth afirma haber pensado que cuando los partidos empezaran a competir se darían cuenta de que les convenía, en varios casos, fusionarse. Algo que, basta mirar el Congreso, no ocurrió. Si bien no descarta que un sistema mixto pueda traer soluciones, enfatiza que la clave no estaría en volver atrás. 'Hoy uno podría decir que no hay nadie fuera prácticamente. Tenemos que resolver el problema inverso (…), pero no volvamos a tener el problema que teníamos', dice.
Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2023-02-12
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): D4-D5
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Sección: Reportajes
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Centimetraje: 54x54
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